Nota de prensa

La Integridad, un valor en la actualidad

Tres aspectos esenciales para la integridad.

Mensaje que el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce, compartió con los cadetes y otras personas reunidos para el Desayuno del Día Nacional de Oración en la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point.

"Ustedes recordarán de sus clases de matemáticas en secundaria que un íntegro es un número entero, un número sin fracciones. En ese espíritu deseo hablarles de personas que son enteros, personas que no están fracturados ni fragmentados en su carácter, personas que, como lo dijo un profeta de las Escrituras, son fieles a sí mismos, a su país y a su Dios “en todo tiempo, y en todo lugar en que estuvieseis, aun hasta la muerte” (Mosíah 18:9). En mis simples palabras, la integridad es hacer lo correcto en el momento correcto por la razón correcta, a cualquier costo.

   

Durante los pocos minutos que pasaremos aquí, permítanme continuar con la definición sencilla de integridad que ya mencioné, considerando tres aspectos adicionales de la palabra. Uno es “lealtad firme a un código de conducta: incorruptibilidad”. El segundo es “en condición intacta: solidez”, y la tercera, “la cualidad o estado de estar completo”. Me gustaría examinar cada una de estas definiciones en lo que se relacionan con su éxito como cadetes, soldados y seres humanos morales.

Lealtad a un código de conducta

Primero, lealtad a un código de conducta. En West Point ustedes tienen un código que estipula simplemente: “Un cadete no miente, no engaña, no roba, ni tolera a quienes lo hacen”. Se espera de todo el que viene aquí que se rija por ese código de conducta. Este código, como tal, es externo —en otras palabras, lo impone la institución, y aquellos que lo violan quedan expuestos a severas medidas disciplinarias por parte de la institución.

Pero los hombres y las mujeres de honor tienen interiorizado un código de conducta que rige todas sus decisiones y es mucho más exigente de lo que la Academia pueda imponer. Un soldado que construye ese código interno sobre principios verdaderos siempre hará lo correcto en cualquier situación, aún a costa de grandes sacrificios personales.

Una condición intacta


Espero que ustedes se tomen el tiempo que se les brinda aquí en West Point para reflexionar amplia y profundamente sobre lo que ustedes más valoran. ¿Qué es, qué hay en lo profundo de su corazón, que parece verdadero, puro y correcto? Una vez que lo hayan identificado, edifiquen su vida sobre esa base y, si fuera necesario, estén preparados a morir por ello.

Mientras exploran en su interior en busca de estas verdades, verán que resulta útil buscar la guía de quienes han transitado ese camino antes de ustedes —amigos de confianza, líderes respetables, personas que ustedes admiran, los autores de grandes obras, incluyendo las Sagradas Escrituras. Por encima de todo, les recomiendo la oración en silencio, la adoración y la reflexión, donde los susurros de la voz de Dios no se ahogarán en la cacofonía de nuestra cultura. Acudan a su capilla o a un bosque cercano o a cualquier lugar donde puedan desacelerar el frenético paso de sus vidas. Y sientan el espíritu del amor del cielo por ustedes. “Quedaos tranquilos” (Salmos 46:10), dicen las Escrituras, y perciban nuevamente por qué el nombre más reverente para Dios es “Padre”.


Estar completo


Para finalizar, mi tercera definición de integridad: la cualidad de estar completo, sin particiones.

Antes hablamos de la integridad estructural en referencia al funcionamiento del corazón y a la seguridad de una aeronave. Los líderes políticos y militares también se refieren a la integridad territorial y se esfuerzan por mantener intacta esa integridad. Quizás el mejor ejemplo de esto en nuestra propia historia provenga de la Guerra Civil Estadounidense.

Qué trágica y sangrienta fue esa guerra. No necesitamos revivir su horror aquí. Pero todos estamos felices por haberse preservado la integridad territorial de los Estados Unidos. Y un factor decisivo para esa victoria fue la integridad personal de su comandante en jefe: Abraham Lincoln.

En su desempeño como cadetes y futuros oficiales del ejército de los Estados Unidos será fundamental este mismo esfuerzo por preservar la integridad territorial de nuestro país. Ustedes tendrán éxito de acuerdo con la fortaleza de su propia integridad personal.

Integridad. Valores. Códigos de conducta. Paz. Guerra. Libertad. Vida. ¡Qué asuntos tan pesados están puestos sobre sus jóvenes hombros en esta academia! Admiro lo que pueden hacer y lo que harán en el mundo que les espera y les necesita."

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