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Sirvamos Unidas: La historia de dos mujeres Santos de los Últimos Días en Beni-Bolivia

Las hermanas dejan su hogar cada día para servir al prójimo en el área de salud de la ciudad de Trinidad, una de las más afectadas por el coronavirus.

El Departamento del Beni-Bolivia, es uno de los más afectados por el Covid-19, ocupa el segundo lugar en número de contagios, los cuales aumentaron rápidamente en tan solo cuatro semanas. Este hecho ocasionó un colapso del sistema de salud, el deceso de personas y debido al contagio, el personal médico que brindaba atención quedó reducido.

No obstante, a pesar de las dificultades que se enfrentan en el lugar, Liliana Escalante y María Eugenia Nogales, miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de la Rama Moxos en la ciudad de Trinidad, al igual que otros profesionales de salud, dejan sus hogares cada mañana para trabajar en los hospitales de la ciudad y brindar atención a aquellos que lo necesitan.

Si bien la historia de cada una de ellas es diferente, tienen algo en común: el servicio al prójimo en un tiempo crítico. La hermana Liliana es converso hace cuatro años, y se selló en el Templo por esta vida y por la eternidad junto a su familia en septiembre de 2018. Se desempeña como enfermera del Hospital Centro Centinela, uno de los nosocomios que alberga los casos sospechosos y positivos de Covid-19.

Su profesión le permite no solo cumplir con un deber laboral sino también ayudar al necesitado. La hermana Liliana manifiesta lo siguiente: “Al atender a los enfermos puedo comprender lo que nuestro Padre Celestial hace por nosotros, nos atiende cuando lo necesitamos, comprendo su amor, valoro la vida y a mi familia. Dije que serviría a los que estén a mi lado hasta donde me sea posible, sin pensar que pueda contagiarme, solo le pido que me proteja y que por medio de mi acción proteja a mi familia”.

 

Continua diciendo: “Sigo de pie, el Padre me ha fortalecido, oro cada día para mantener la fe y para que por medio de mis manos, pueda llevar una bendición a cada paciente”. De esta manera, se expresa reconociendo la ayuda del Padre Celestial en el servicio que presta en el hospital.

Por otro lado, la hermana María Eugenia Nogales creció en la iglesia, con el paso del tiempo su esposo Alejandro aceptó el evangelio y fue bautizado, sellándose como familia eterna el año 2015. Ella trabaja en el área de laboratorio del Hospital Materno Infantil, junto a un equipo de 35 personas, y durante el tiempo de la pandemia ha expresado lo siguiente:

“Al principio sentí temor al contagio, pero al leer las escrituras pude comprender que mi Padre Celestial sabía que estaba al servicio de mi prójimo, y sé que también sabía que tenía un esposo y unos hijos esperándome en casa”. De esta manera la hermana manifiesta el amor por su familia, y concluye: “Tengo la certeza de que el Padre nos protege y aunque nos sentimos con miedo y desesperación, mediante la oración, Él nos brinda tranquilidad para trabajar, nos ayuda para poder ayudar”.

La historia que comparten ambas hermanas, es similar a las que viven muchas personas alrededor del mundo, las cuales son parte del personal de salud que atiende a los afectados por el Covid-19. Ellas, al igual que otros Santos de los Últimos Días, utilizan su conocimiento, talento y habilidades para el beneficio de los demás, demostrando sincero amor, tal como el salvador lo hizo durante su vida terrenal.

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